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Un virus llamado Crimen Organizado


Cuando los seres humanos decidieron vivir en conjunto encontraron grandes beneficios, la división ciudad-campo permitió un nuevo nivel desarrollo de las sociedad, permitió ver más allá de nuestro propio presente. Los seres humanos adquirimos poderes nunca antes vistos, podíamos soñar con nuevos mundos, calculamos la circunferencia de la tierra y erigimos monumentos enormes. Pero al vivir en ciudades también emergió dentro de nuestro genoma un virus, aquél virus infectaba tanto instituciones y seres humanos. El virus provocaba que los infectados pudieran usar las vías del comercio, ignorar normas o leyes que pudieran regular la conducta. Aquellas personas que habían sido infectadas podían matar sin compasión, traficar con cualquier cosa porque el virus podía nublar el efecto agobiante de la ética. No se sabe muy bien cuando el virus empezó a evolucionar, pero podemos inferir que existía desde la antigua Roma, en aquel tiempo se podía ver su presencia a partir de los piratas a los que Pompeyo pareció derrotar. Pero esto solo fue un pequeño revés del virus, éste vivía dentro de la Civilización. Y siempre esperaba su momento para expandirse. El virus no tiene un “cerebro” o conciencia propia ,solo podemos saber cómo “piensa” al ver los movimientos de los infectados, porque ni ellos mismos saben cómo funciona, dan por hecho su actuar como si fuera cualquier trabajo, por eso el virus es muy difícil de combatir, el virus al ser impersonal actúa como si fuera un conjunto bien organizado de voluntades . Sus enemigos naturales, eran las leyes y las normas, que por lo general podía matar o encerrar a algunos de sus infectados, pero el virus siempre encontraba a alguien más quién infectar, no importaba que encerraran  o mataran a 100 infectados, el virus siempre se las arreglaba para infectar a nuevas personas. 


Pasó el tiempo, y el virus existía sin mayor problema dentro de la civilización, los nuevos descubrimientos en navegación le permitió llegar a otras ciudades. Donde no existían normas ni leyes, donde los hombres no tienen más defensas morales contra este virus, donde la aspiración a la riqueza es lo único que motiva, este virus encontró todo un continente por infectar, aprendió a traficar humanos, conquistó con sus infectados las islas de las Antillas, sus infectados disfrutaban del robo y la violencia sobre otros seres humanos. Como cualquier virus, este empezó a mutar en diferentes formas, una cepa se dedicaba en Europa a asaltar comerciantes en los caminos, traficar indulgencias o algunas cepas llegaron hasta infectar vicarios de cristo. El virus aprendía conforme iba evolucionando la propia sociedad e infecta sin importar si se fuera rico o pobre, había aprendido a vivir en la sociedad de su tiempo y seguirá aprendiendo.

En el siglo XVIII empezó a surgir un nuevo modo de entender el mundo y sus mecanismos, aunque el virus había estado presente desde el inicio de nuestra vida en las ciudades, nadie lo había podido identificar. La Ilustración empezó a surgir como una fuerza intelectual que empezaba a dar a los hombres las herramientas para entenderse así mismos y a su alrededor. El virus por primera vez en su historia empezaba a sentir miedo, la Razón junto con la Revolución Francesa anunciaba el fin de sus infectados favoritos, a saber, reyes, sacerdotes, traficantes, aristócratas,etc. La Revolución descabezó a muchos de los infectados, el surgimiento de la república y de la Edad de la Razón parecía que iban acabar con el virus. El viejo mundo se extinguió, la república parecía un retroviral efectivo. Pero el virus volvió a mutar, aprendió a infectar y esconderse en la nueva sociedad, sus infectados aún dominaban el mercado de esclavos y dentro de poco el virus empezó a vivir dentro de diputados, empresarios y policías. Los sabios de aquel tiempo, aún no le podían ni siquiera adjudicar un nombre, pensaban que el virus era natural en algunos seres humanos, pero no se podían explicar porque en otros también aparecía. A mediados del siglo XX, un pensador llamado Karl Marx, pensaba que el virus era producto del sistema económico dominante, el capitalismo había llevado al virus a lugares donde nunca habría llegado por sí solo, la única forma de destruirlo era erigir un nuevo sistema económico en el cual el virus no pudiera aprovecharse de las pasiones y los deseos de los hombres que los llevará a la delincuencia. La instauración del socialismo demostró que no necesariamente, un nuevo sistema económico podía eliminar el virus. 

Llegó el siglo XX, y gracias al avión el virus encontró otros horizontes y volvió a aprender, ahora algunos de sus infectados empezaban a traficar con sustancias que alteraban la conciencia de los seres humanos, después vio que un viejo oficio que tenía, nunca se extinguió, pero ahora no solo en África podía traficar humanos, también en América había lugares idóneos, sus infectados viajaron a esos lugares y en su camino sumaron más soldados al ya vasto ejército del virus, dentro de poco empezaron a traficar sustancias, personas y armas principalmente. Pero en algún momento, los no-infectados que siempre habían sido mayoría, empezaron a cuestionarse las actividades de los infectados. Ya que el paso del virus era desolador, sus infectados podrían terminar con familias enteras, territorios antes pacíficos y prósperos, terminaban inundados de violencia y destrucción. Los no-infectados sufrían a causa de los infectados, no podían entender cómo ni el porqué algunos seres humanos habían perdido la compasión o humanidad.

El virus había llegado al siglo XXI y era un adversario formidable, diferentes Estados lo habían intentado “matar”, por más infectados que mataban, el virus simplemente no desaparecía. Pareciera virus no podía ser eliminado con el solo hecho de matar infectados. Este virus había encontrado formas de alimentarse el propio sistema económico por lo que tenía recursos casi ilimitados, los políticos que le servían eran beneficiados cuando participaban en las operaciones de los infectados. En la justicia el aspecto también era aterrador, el virus había infectado a jueces y fiscales, sus infectados podrían estar a sus anchas sin ser molestados. Con el nuevo sistema económico mundial el virus estaba presente en todos los lugares del mundo, no había lugar en donde no hubieran infectados, en diferentes lados se expresaba en diferente forma. En Europa el virus se dedicaba a lavar el dinero obtenido de sus infectados de América, África y Asia. En américa, el virus se expresaba en forma de paramilitares y traficantes, que dejaban muerte y desolación en los diferentes países. 

La respuesta

En algunos países los infectados no se limitaban a sus actividades, se dedicaban a saquear pueblos enteros, matar a cualquiera que se pusiera enfrente, no tenía compasión con las personas que denunciaban los crímenes de los infectados, el virus tomaba represalias si alguien denunciaba a un infectado famoso. El virus bien no tiene cerebro, pero por lo que sabemos si es capaz de sentir miedo y venganza.  Los no-infectados empezaron a idear soluciones para acabar con este mal que los azotaba, algunos veían que encarcelar a algunos infectados, el virus podría desaparecer dentro de ellos. Pero no era efectivo, por cada 100 infectados que metían a la cárcel, muy pocos se liberan de él. Otro proponían eliminar a todos los infectados posibles, utilizar las armas más avanzados y los solados más entrenados para eliminar por lo menos a los infectados más peligrosos. Pero tampoco funcionaba, el virus podía perder hasta 1000 infectados y siempre podía infectar a otros para reemplazarlos, o peor aún, el virus también era capaz de desplazar infectados de un continente a otro. uno no- infectados más astutos, veían que el virus necesitaba recursos para que sus infectados cometieron sus atrocidades, parte de la solución sería investigar a las empresas de los infectados que estuvieran directamente vinculados a estas actividades, de esta manera, el virus no podría movilizar sus recursos como siempre lo hacía, le iba a costar más trabajo. Pero era insuficiente, el virus había colonizado algunos Estados, en donde las ganancias de los infectados podían ser ocultados, de esta forma siempre podía enviar dinero a sus infectados en cualquier continente. Pero el problema esencial no eran los recursos del virus, su poder se ocultaba en la política. Los infectados dedicados a la política bloquearon las leyes para regular las diferentes operaciones comerciales del virus, también ponían a infectados en el ejército, policía y justicia. De esta forma, los infectados no podían ser juzgados ni investigados. También los infectados utilizaban los recursos públicos para fortalecer las finanzas del virus, daban contratos a las empresas de los infectados. El poder político era tan esencial en el engranaje, que los infectados que pertenecían a la policía y el ejército, matan o desaparecen a periodistas, estudiantes y activistas que denuncian los vínculos de los infectados. por ello, mucho no-infectados dirigieron su combate a este nivel, si la política servía para poner infectados en puestos claves, de igual modo los no-infectados podrían poner gente para defenderse de los infectados. Por suerte, los no-infectados siempre son mayoría, de esta manera en algunos países pudieron eliminar a infectados claves en sistema político, lo que llevó a cambios en la justicia y en la seguridad, por primera vez los fiscales podían perseguir a los infectados más importantes. Para limitar peores efectos del virus y sus infectados fue primordial la eliminación de políticos, jueces y empresarios infectados, la lucha no fue fácil, los políticos tenían mucho que perder, podían utilizar el poder del Estado para amenazar, intimidar o eliminar opositores, muchos no-infectados murieron al enfrentarse a los infectados más poderosos. Pero al final valió la pena, por lo menos el virus pudo ser encadenado, ya no podía matar  ni traficar con tanta impunidad como lo había hecho antes.

Pero no todo era perseguir, incautar empresas o prohibir vínculos entre empresarios y políticos. El virus se expresaba en ambientes donde el Estado en su forma social no existía, los lugares donde no había parques, cines, teatros, escuelas, drenaje, etc eran los lugares más propicios para que el virus encontrará a nuevos infectados. Aunque en muchos lugares había “defensas” como las normas comunitarias o la propia religión, esta era insuficiente para detener la infección del virus. En algunos Estados una intervención del Estado en construir “infraestructura social” permitía que el virus pudiera infectar a gente vulnerable, no siempre se podía evitar pero por lo menos era un infectado menos con el que se podía tener problemas. Conforme se fue desarrollando la ciencia, se observó que algunos traumas o falta de atención temprana podría desarrollar conductas antisociales, los niños que vivían estas circunstancias podían ser presas fáciles del virus cuando crecieran ,por lo que algunos Estados establecen medidas y apoyos para tratar a estos niños. 
En Noruega se había descubierto hace algún tiempo, que la cárcel por si sola no era efectiva para la eliminación del virus. Pero se podía tratar a los infectados para que el virus abandonara sus cuerpos, permitir expresar otras conductas que eran incompatibles con las de virus hacía milagros. Muchos infectados podrían volver a vivir una vida sin la crueldad de la infección.  El mundo tenía esperanza en que el virus si bien no se podía eliminar totalmente si era posible encadenarlo, o por lo menos que los infectados se dedicaran a otro tipo de conducta delictivas pero sin afectar al resto de la sociedad. Prácticamente esto pasó en el llamado primer mundo, el virus está encadenado. Sus infectados por lo menos dejan vivir a los no-infectados, se mantiene bajo control. Aún tienen poder, amenazan periodistas o policías en algunos lugares como en Italia, pero las masacres ya son cosas del pasado. Aún hay infectados en la alta política, no por nada siguen permitiendo la existencia de países donde el virus puede guardar sus ganancias provenientes de la sangre del tercer mundo. 
Tal vez nunca sepamos cómo se formó este virus, lo único que sabemos es que ha existido desde que el mundo conoció las ciudades y el comercio. En los países desarrollados han encontrado la forma de encadenarlo a tal manera que si bien no es inofensivo los peores efectos no se expresan. Parte del problema, es cómo combatimos la infección, si bien es claro que no solo matando a los infectados se va a solucionar el problema, también es necesario pensar en la forma de recluta recursos para seguir operando. Me he referido en todo al texto como “el virus” en lugar de ponerle el nombre que todos conocemos, esto es con tal de entender este problema más allá como un asunto militares, policías y jueces. Al igual que un virus es difícil sino imposible eliminarlo completamente del cuerpo, se puede controlar con tal de llevar una vida normal, el crimen organizado de igual manera puede ser controlado para que todos podamos vivir de una forma más armoniosa o tranquila. Sin el “diagnóstico” adecuado siempre estaremos peleando con los síntomas y no contra sus causas.


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